Es un mestizaje de sonoridades con influencia de la música popular contemporánea, enraizadas en los géneros latinos. Un compendio de estilos cercanos a la rumba, el rockstady, el reggae y el tumbao, pasando por la exploración rítmica y los acentos del western y el manush.

El repertorio está basado en reflexiones e historias personales. La semilla musical en la que germina este proyecto es el tema "Mientras tú no estabas", western-reggae que habla sobre lo agridulce que puede saber el desamor, la soledad y el desapego.

Este proyecto nació en mayo de 2015 durante una etapa de quiebres en mi vida. 

Me quedé sin trabajo, sin casa y sin amor, literalmente. La ruptura de una relación, la pérdida de mi estabilidad (económica y emocional), además de un cambio de hogar y de vida, me motivaron a desahogar mis penas de una manera creativa.

Acepté que tenía que vivir mi proceso de cambio en soledad para curar el desamor, entonces agarré mi guitarra y me puse a componer. Empecé a escribir en una libreta desde el cuarto de azotea en el que viví durante esa etapa de “desintoxicación”. 

Poco a poco las ideas y reflexiones empezaron a tomar forma de versos, coros, estribillos y, cuando menos me di cuenta, ya sonaban varias melodías, ritmos y coros en mi cabeza.

Necesitaba curarme a través de la música y del canto, mis dos grandes refugios en la vida.

Fue así que este proyecto empezó a agarrar forma. Actualmente tengo ocho temas:
“Mientras tú no estabas”, “Sangre de cacao”, “Es imposible”, “No sabes
quererme”, “Niña”, “Tiempo de sobra”, “Que pase el otoño” y “Nadie me verá”.

En septiembre de este año empezaré a grabar mi primer disco de larga duración con este proyecto que incluirá diez temas.

Decidí musicalizar estas reflexiones con ritmos más dinámicos, alegres, incluso, hasta bailables, para aligerar el sentido triste y de desamor de las letras. Esto también me ayudó a explorar nuevos estilos musicales, un reto para lo que venía haciendo anteriormente.

Sangre de Cacao es para mi un cierre de ciclos y el inicio de una nueva etapa. 

Lo considero como un mandala, un círculo energético de equilibrio y purificación que me ha permitido sanarme y trasformar mi mente, mi entorno y mi vida en todos los sentidos.